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miércoles, 29 de diciembre de 2010

Wonderland ;)

Llega a casa caminando con una sonrisa especial, sabe que esa noche tendrá un encuentro más y la brisa simplemente le acariciaba la piel. Mientras caminaba hacía un repaso mental de todo lo que quería hacer y con cada paso sus canciones favoritas salían de sus audífonos, directo a llenar sus sentidos, la extasiaban Morena mía y break me shake me y solo sonreía. Mirando a todos lados al llegar abrió la puerta y tarareando subió las escaleras, lo primero que hizo fue despojarse del uniforme hasta quedar en interiores, era su rutina diaria y le fascinaba, una de las ventajas de vivir sola. Mientras ponía a todo volumen su lista favorita de canciones, siguió su plan escogiendo la ropa que usaría después del baño reparador que se daría, siempre se preguntaba por qué esta parte le tomaba tanto tiempo si al final era lo que menos importaba, pero lo consideraba especial, casi un ritual, así que era infaltable.

Su baño tomó más de lo normal, está vez le dedicó más tiempo a su cabello, los churros siempre exigían el mejor de los tratos, pero no importaba aún tenía tiempo de sobra. Después de secarse por completo el cuerpo, se bañó en la crema que más le gustaba, no sabía si era el olor o la sensación especial que tenía cuando se acariciaba.

Estaba casi terminando cuando escuchó la llave girar en su puerta, su encuentro se había adelantado, trató de apresurarse lo más que pudo, alcanzó a vestirse para ir a su dormitorio, pero él ya estaba allí, sentado al borde de la cama, con el nudo de la corbata deshecho y con esa mirada especial que la devoraba, la mataba y la traía de vuelta. Era inexplicable porque le causaba esa sensación con solo mirarla, la atrajo hasta si y le estampó un beso de desesperación, de ganas contenidas por mucho tiempo, y al final se convirtió en ternura, en confianza, en alegría por haberse encontrado otra vez. No había pasado una semana completa, pero se extrañaban como si fueran años. Sus ojos la mataban, la rendían, la hacían perderse en mil y un preguntas, ¿cómo había pasado?, ¿Dónde había estado antes?, ¿cuántas cosas se habían perdido juntos?, ¿cuánto tiempo más se quedaría?, ¿era real?, etc., todas sin respuesta, y ella solo sonreía, esta vez no llevaba maquillaje, no tuvo tiempo, pero para el estaba bien, siempre había preferido las cosas simples y sin mucho adorno, aunque a ella le encantaran.

Mientras se ponían cómodos comentaron sobre sus actividades durante el día, el estrés del uno, las preocupaciones de la otra, y ella se ofreció a darle un masaje, a él le fascinaba esta habilidad de ella de hacerlo olvidarse de todo y ella disfrutaba viendo como se le erizaba la piel mientras ella acariciaba su espalda.

No se conocían del todo bien aún, pero conocían a fondo que era lo que le causaba más placer a cada uno, como si se conocieran de siempre y de otras vidas.
El tiempo avanzaba y ellos se rehusaban a dejar que les ganara, aprovecharon cada segundo, cada beso, cada caricia, cada roce, cada recoveco, es increíble lo que se puede llegar a sentir cuando dos personas tienen el único fin de complacer a su pareja.
La mística que envuelve ese momento, donde se confunden la ternura con la excitación, la desesperación con la tranquilidad intempestiva de un juego que solo busca alcanzar un nirvana que aunque dure segundos parezca una eternidad.
Un momento en el que no importa quienes son, ni que hacen, ni de donde vienen, ni hacia donde van, donde solo importa ese minúsculo espacio de tiempo en el que todo parece detenerse o moverse a la velocidad de la luz.

Son estos momentos los que hacen que comprenda muchas cosas de esta mundana existencia, son estos momentos los que hacen que todo valga la pena y el poder pronunciar un te amo que sale del corazón, de los poros, en fin, de todas partes.

Simplemente me encanta!

Alice in wonderland ;)

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