La luna grande y de tono rojizo se imponía sobre el cielo despejado de mi ciudad, no sé si era la luna o qué, pero el ambiente era mágico, por primera vez en mi vida acepté que alguien llegara a mi corazón. No lo conocía, pero a la vez sabía todo de él. Conocía su esencia, más bien lo reconocí, sí, era él mi otra parte, él también se dio cuenta, no estaba segura si en esta vida nos encontramos pronto o muy tarde, no sabía si se quedaría por mucho tiempo o sólo debía conformarme con un breve lapso de tiempo.
El acomodaba mi cabello y acariciaba mi rostro como recordando mi aspecto en nuestra vida pasada, con el brillo inconfundible que denotaba lo feliz que lo hacía el habernos encontrado y yo no podía sentirme más feliz, era lo que inconscientemente estaba buscando, lo que necesitaba para sentirme completa.
Así recuerdo cómo todo inició...
0 comentarios:
Publicar un comentario