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viernes, 8 de febrero de 2019

París

Caminaba por aquellas calles nuevas, el sueño añorado. Las calles estaban llenas de hojas secas de otoño, de un amarillo brillante. 

Sentía frio, pero no le molestaba, era lo que siempre anheló. Mientras caminaba su mirada estaba perdida, se perdió entre los pensamientos y sueños que vivió a lo largo de su corta edad. Cuánto la realidad se parecía a su sueño?, ya no importaba. Muchas decisiones la habían llevado allí y concluyó que por más que planifique, por más que busque, las cosas siempre se daban así, de un momento a otro. Suerte? Quizá, pero estaba allí, una parte de su corazón se reconstruía. 

Mil pensamientos, su sentimiento, su vida, todo de alguna forma tenía sentido. 

Gracias, gracias, gracias! Se repetía, gracias porque todo la había llevado allí. El sufrimiento, la alegría, el trabajo, todo pagaba aquellos cortos días.

Un paseo en moto en una noche brillante, el vino que no dejaba de correr por sus venas, la sensación de felicidad, de aquellos que sienten que han tenido todo lo que pedían. Por un momento lo pensó mejor, tuvo miedo, miedo de ese que tuvo antes, "cuando siento tanta felicidad temo que sea porque después la vida me arrebatará algo igual de grande". Trató de acallar ese pensamiento, al final podía morirse ahí mismo y su historía acabaría ahí.

Amor, amor, amor, estás ahí, lo sé, estás, como siempre has estado. 

Todo tiene sentido, todo está bien, los sueños se cumplen.

Mona


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